viernes, 20 de julio de 2012

Monumento de San Martín:

PATRIMONIO MANCHADO

Por: Luis Antonio Abad Arriaga
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El patrimonio es un bien o un derecho de alguien, patrimonio cultural peruano es un bien o el derecho sobre alguna producción cultural de los peruanos. El monumento a Don José de San Martín, que representa al libertador argentino y también a la independencia del Perú, es pues, patrimonio del pueblo peruano.
Este patrimonio en la época del oprobioso gobierno de Fujimori, permaneció en una lamentable situación, lleno de orines, rodeado de prostitutas y homosexuales, de timadores y charlatanes, de carteristas y vendedores de droga, de hollín negruzco de la contaminación severa del centro de Lima. Este estado calamitoso era lamento de pocos, las autoridades se hacían los ciegos y los voceros del gobierno corrupto también, estos callaban y disfrazaban la cochinada de nuestro patrimonio. El significado del monumento, la independencia y la libertad también eran mancilladas, o sea que el patrimonio cultural estaba sucio por todos los costados de una suciedad que no se podía limpiar ni con trapo ni agua ras.
La protesta popular en solidaridad con la lucha del pueblo Cajamarquino, estudiantes, maestros y trabajadores, que sienten como justa esta lucha en defensa del medio ambiente y en solidaridad con los cinco muertos por la represión, coparon la Plaza San Martín y pintaron el monumento al libertador, frases ingeniosas, letras creativas, colores chinchosos expresaban el malestar anti conga a todo el Perú y el mundo. Esto originó, como era de esperarse un malestar mayúsculo y muy sentido de no muy poca gente, fue pretexto para denostar con los más gruesos epítetos a los, según ellos, “antimineros” y aprovechaban para tildar a esa hermosa manifestación de pro senderista. Los más fieros cancerberos de la DBA escupieron todo su malestar.
Patrimonio nacional son también los ríos, lagos, lagunas, diversidad de flora y fauna, cerros, cumbres, nevados, todo lo hermoso y envidiable que tenemos y nos llena de orgullo. En Cajamarca parte de ese patrimonio fue erradicado de la faz de la tierra por las mineras que hacen su agosto allí desde hace más de tres décadas: once lagunas, la laguna más hermosa que tenía Cajamarca la “Yanacocha” entre ellas, desaparecieron, y no causó tanto escándalo, los mismos de siempre, los que vendieron su pluma y sus televisoras, los que callaron sobre la forma cochina que se mantuvo el monumento de la Plaza San Martín, también callaron el maltrato y la desaparición de recursos irremplazables de nuestro patrimonio nacional.
Estos encuentros son normales en nuestra Patria, unos contra otros, los unos que tienen el poder económico que pueden comprar hasta conciencias, si pueden dañar, contaminar y hasta desaparecer nuestro patrimonio, sino pregúntenles a nuestros hermanos de Hualgayoc por sus dos ríos que en vez de agua, su caudal es una sustancia que tiene una viscosidad de una sanguaza insalubre llena de desperdicios de metales. Ellos, siempre los unos, manejan los medios, tienen a sus Aldos, Mónicas, Federicos y otros de menor calibre, que callan y ocultan la verdad de la milanesa a su antojo, siempre adecuados a los unos. Y los otros, los que solamente tienen las calles para reclamar por sus derechos, son los satanizados. Allí los vemos a los de más relieve ante el escarnio: Mollehuanca, Arana, Goyo, destrozados públicamente con la pluma cual bayoneta y muertos por el veneno del amarillismo periodístico, siempre a favor de los unos.
Para culminar y como el muñequito de la torta Conga, vemos, muy sobrio y contundente, al jefe de la PNP, decir que ya dieron con uno de los manifestantes que pintó y ofendió el monumento a San Martín, lo han reconocido y su captura es inminente, para tranquilidad de la nación, ya entrevistaron al padre del delincuente, quien, seguro por la presión pública, con las palabras que la periodista le puso en la boca, dijo que se siente avergonzado por tal insano acto de su hijo. El generalote, figura de este gran anuncio, es el que se reunió con el entonces vicepresidente de la república Omar Chehade, en el restaurante Brujas de Cachiche, para maquinar la recuperación de la cooperativa de los Wong, algo así como un patrimonio nacional también.
Así de paradójica es nuestra vida, completa el acto de nuestra agenda nacional, las declaraciones del ex congresista Kouri, muy desfachatado y amenazante, despacha una bocanada de palabras malolientes: “Todos somos putrefactos, todos tenemos nuestro video, todos somos corruptos” justificando su vendimia, que para el Perú fue buena, porque con su ampay empezó el desmoronamiento del andamiaje corrupto de Fujimori y Montesinos. Este tipejo nuevamente en el ojo de la caja boba, a raíz de un pretendido embargo de una de sus propiedades para cobrar la reparación por el daño causado al estado. Resulta que de la suma que debe por el daño sólo ha pagado 400 nuevos soles, conducta parecida a la de todos los corruptos condenados, que con las argucias siempre de los unos, siguen tirando perro muerto a la nación. Resulta paradójico, para variar, la conducta de Sussy Díaz, ex congresista también, una pobre mujer hueca, que es parte de nuestra variopinta cotidianidad, es la única condenada por corrupción que ha pagado toda la reparación civil que se le imputó, 200 mil nuevos soles. Puede erigirse como un patrimonio moral de nuestra Patria. Triste realidad. (luisaabada@hotmail.com)







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