viernes, 6 de julio de 2012

Jaén de Bracamoros

La revista de Jaén de Perú

Editorial

PELIGRO DE MUERTE

Me llegó un video realmente estremecedor. Se filmó en una hermosa playa de arena blanca, con un sol esplendoroso, el azul del mar se confundía con el cielo y solazándose en medio de este paisaje, un grupo de personas con coloridas vestimentas, algunas muy cortas, se relajaban. En el enfoque de la cámara, desde donde nacían las olas se comenzó a divisar aletas, un buen grupo de aletas dorsales de delfines que lentamente avanzaban hacia la playa, cunde el desconcierto que se torna en preocupación y más tarde en desesperación, cuando los presentes notaron que estos animalitos, de los más hermosos e inteligentes de nuestro planeta, llegaban a tierra a morir. La mayoría en medio de la sorpresa intentaban devolver al agua a los animales de diferente tamaño que entre estertores esperaban la muerte. Seguramente no entendían por qué estos ejemplares salían de su inmenso hábitat natural que llega a ocupar las tres cuartas partes de la tierra, a morir en medio de un grupo de los animales más superiores que comparten con ellos la tierra: los humanos.
Se podía entender como una señal de auxilio para las demás especies de los océanos, para tomar medidas urgentes ante la contaminación irrefrenable, que como una gigantesca ola viene invadiendo hasta el último resquicio de nuestro planeta, llenándolo de muerte y desolación. Los cientos de pelícanos y otras aves marinas, se suman a los delfines y crustáceos, muertos y putrefactos en nuestras playas, son parte del paisaje del norte de nuestro país, indicios evidentes del S:O:S: que debería atenderse urgentemente para salvaguardar nuestras vidas. Desgraciadamente nuestras autoridades completamente desubicadas ante la profundidad del problema, nos quieren endilgar el argumento de que es una muerte por hambre y es casi normal, el hambre también es causa de muerte de millones de gentes y es normal, un argumento que definitivamente es inhumano, nos deja la sensación de que nuestras autoridades son de otro mundo.
El hecho concreto y explicable es que estas muertes antinaturales es parte de nuestros días, un presente mortalmente amenazado, no hablamos de las causadas por balas dirigidas o perdidas, o por las defensas dogmáticas que vienen del cinturón de explosivos del que se inmola llevándose de encuentro a los inocentes de la circunstancia, o también del padre que mata a golpes a su compañera, o la madre que mata a su prole y después se entrega a la guadaña de cualquier forma, o del ebrio que mata desde su movilidad al feligrés que transita en su mal y último momento, o del guachimán que se le va la mano y aprieta demasiado el cuello de algún adolescente exaltado, o de la horda de imbéciles que victima a los de sexo indefinido; es decir a esas muertes por doquier que son producto de las deformaciones mentales o espirituales de los humanos, les podemos encontrar científicamente las causas y aparte de dolernos, como duele toda muerte, las podemos entender. Pero lo que resulta duro de entender son las causas de muerte que provienen de mentes ilustradas y muy desarrolladas, de los hombres dueños del conocimiento científico más avanzado, quienes con la soberbia del poder desdeñan la vida de los otros, de los que estamos en desarrollo, nos declaran reciclables, sustituibles, casi como chatarra que cumplió su vida útil, explotan nuestros mejores recursos renovables y no renovables y su basura tóxica como un acto de defecación radioactiva la sueltan en nuestros ecosistemas para que invada nuestras vidas con intencionalidad y alevosía. Eso, definitivamente es difícil de entender.
En Cajamarca ya no existe la bella laguna Yanacocha y once más que fueron borradas de la faz de la tierra por la minera, paradójicamente llamada Yanacocha, desde el año 1993 en la que empezaron sus operaciones. (Peralta Quiroz. La República 29.04.12) en su lugar construyeron el reservorio San José que ahora está vacío, pues ya no hay fuentes alimentadoras. Y su sucursal, Conga pretende erradicar cinco lagunas más, ahora en Celendín.
Observando los enormes cráteres grises de rocas y cascajos inservibles producto de años de explotación minera en Cajamarca, y los cerros ennegrecidos e infértiles llenos de residuos tóxicos en Hualgayoc, donde sus autoridades tienen que diariamente dotar de cisternas de agua traídas desde lejos a su gente para su consumo, pues sus fuentes están terriblemente contaminadas como la sangre de niños inocentes de mercurio; nos tiene que preocupar la posición ligera de entregar nuestro subsuelo a esa explotación extrema e irracional que separando el codiciado y dorado mineral, deja solo destrucción, es decir, muerte nada más, a cambio de dinero para el desarrollo, pues creemos que se debería debatir más, para cambiar algunas reglas que no están funcionando.

(luisaabada@hotmail.com)

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