Jaén de Bracamoros
La revista de Jaén de Perú
Editorial
PELIGRO DE MUERTE
Me llegó un video realmente estremecedor. Se filmó en una
hermosa playa de arena blanca, con un sol esplendoroso, el azul del mar se
confundía con el cielo y solazándose en medio de este paisaje, un grupo de
personas con coloridas vestimentas, algunas muy cortas, se relajaban. En el
enfoque de la cámara, desde donde nacían las olas se comenzó a divisar aletas,
un buen grupo de aletas dorsales de delfines que lentamente avanzaban hacia la
playa, cunde el desconcierto que se torna en preocupación y más tarde en
desesperación, cuando los presentes notaron que estos animalitos, de los más
hermosos e inteligentes de nuestro planeta, llegaban a tierra a morir. La
mayoría en medio de la sorpresa intentaban devolver al agua a los animales de
diferente tamaño que entre estertores esperaban la muerte. Seguramente no
entendían por qué estos ejemplares salían de su inmenso hábitat natural que
llega a ocupar las tres cuartas partes de la tierra, a morir en medio de un grupo
de los animales más superiores que comparten con ellos la tierra: los humanos.
Se podía entender como una señal de auxilio para las demás
especies de los océanos, para tomar medidas urgentes ante la contaminación
irrefrenable, que como una gigantesca ola viene invadiendo hasta el último
resquicio de nuestro planeta, llenándolo de muerte y desolación. Los cientos de
pelícanos y otras aves marinas, se suman a los delfines y crustáceos, muertos y
putrefactos en nuestras playas, son parte del paisaje del norte de nuestro
país, indicios evidentes del S:O:S: que debería atenderse urgentemente para
salvaguardar nuestras vidas. Desgraciadamente nuestras autoridades
completamente desubicadas ante la profundidad del problema, nos quieren
endilgar el argumento de que es una muerte por hambre y es casi normal, el
hambre también es causa de muerte de millones de gentes y es normal, un
argumento que definitivamente es inhumano, nos deja la sensación de que
nuestras autoridades son de otro mundo.
El hecho concreto y explicable es que estas muertes
antinaturales es parte de nuestros días, un presente mortalmente amenazado, no
hablamos de las causadas por balas dirigidas o perdidas, o por las defensas
dogmáticas que vienen del cinturón de explosivos del que se inmola llevándose
de encuentro a los inocentes de la circunstancia, o también del padre que mata
a golpes a su compañera, o la madre que mata a su prole y después se entrega a
la guadaña de cualquier forma, o del ebrio que mata desde su movilidad al
feligrés que transita en su mal y último momento, o del guachimán que se le va
la mano y aprieta demasiado el cuello de algún adolescente exaltado, o de la
horda de imbéciles que victima a los de sexo indefinido; es decir a esas
muertes por doquier que son producto de las deformaciones mentales o
espirituales de los humanos, les podemos encontrar científicamente las causas y
aparte de dolernos, como duele toda muerte, las podemos entender. Pero lo que
resulta duro de entender son las causas de muerte que provienen de mentes
ilustradas y muy desarrolladas, de los hombres dueños del conocimiento
científico más avanzado, quienes con la soberbia del poder desdeñan la vida de
los otros, de los que estamos en desarrollo, nos declaran reciclables,
sustituibles, casi como chatarra que cumplió su vida útil, explotan nuestros
mejores recursos renovables y no renovables y su basura tóxica como un acto de
defecación radioactiva la sueltan en nuestros ecosistemas para que invada
nuestras vidas con intencionalidad y alevosía. Eso, definitivamente es difícil
de entender.
En Cajamarca ya no existe la bella laguna Yanacocha y
once más que fueron borradas de la faz de la tierra por la minera,
paradójicamente llamada Yanacocha, desde el año 1993 en la que empezaron sus
operaciones. (Peralta
Quiroz. La República 29.04.12)
en su lugar construyeron el reservorio San José que ahora está vacío, pues ya no
hay fuentes alimentadoras. Y su sucursal, Conga pretende erradicar cinco
lagunas más, ahora en Celendín.
Observando los enormes cráteres grises de rocas y
cascajos inservibles producto de años de explotación minera en Cajamarca, y los
cerros ennegrecidos e infértiles llenos de residuos tóxicos en Hualgayoc, donde
sus autoridades tienen que diariamente dotar de cisternas de agua traídas desde
lejos a su gente para su consumo, pues sus fuentes están terriblemente
contaminadas como la sangre de niños inocentes de mercurio; nos tiene que
preocupar la posición ligera de entregar nuestro subsuelo a esa explotación
extrema e irracional que separando el codiciado y dorado mineral, deja solo destrucción,
es decir, muerte nada más, a cambio de dinero para el desarrollo, pues creemos
que se debería debatir más, para cambiar algunas reglas que no están
funcionando.
(luisaabada@hotmail.com)
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